Una infiltración consiste en la inyección de un medicamento en una articulación, una herida, un tejido blando o un nervio, para que actúe directamente sobre la zona lesionada.
Las infiltraciones se suelen realizar ecoguiadas, para conseguir la mayor eficacia del tratamiento.
Dependiendo del producto que infiltremos, de la patología y del paciente serán más o menos infiltraciones.
En función del lugar dónde infiltremos las podemos dividir en las tres siguientes:
– Intra-articular: Infiltraremos una sustancia dentro de una articulación. Van a ir dirigidas a tratar lesiones del cartílago y se debe estar seguro que estamos dentro de la articulación. Se usan frecuentemente en articulaciones de carga como la rodilla.
– Intra-tendón: Infiltramos dentro del tendón degenerado, con control de ecografía, una sustancia que busca promover la cicatrización o recuperación del tendón. Lo más frecuente es infiltrar el rotuliano, Aquiles y supraespinoso.
– En bursitis o entesis: Infiltramos una dosis antiinflamatoria (corticoides), en una inflamación dentro del aparato locomotor que no cede a antiinflamatorios locales y terapia local con hielo (habitualmente peri-articular). Se usan frecuentemente para la bursa subacromial afecciones como la fascitis plantar.
La mejoría de esta terapia puede ser muy importante, a veces necesitando una sola infiltración. Es una terapia de bajo riesgo, que asociada a otras medidas físicas, como perder peso y fortalecer la musculatura de las piernas, tienen una alta tasa de éxito para tratar las lesiones del cartílago.
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